Efecto Luna

Ahí estaba.

Tan espléndida y enigmática como en nuestras mejores noches.

Bañando a la ciudad con sus rayos de nostalgia.
Inundando mis sentidos de inquietud, de recuerdos.

La vi, y vi tu cara.

Tu sonrisa, tus manos… ¡Tus manos!
Esa extraña combinación de habilidad y sorpresas.
Me parece estar sintiéndolas,
oliéndolas, deseándolas… tan sabias como siempre.
Y tan mías.

Y tus labios, ¿Cuántas veces los he soñando?
¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquel beso?
¿Aquel que resbaló en nuestras bocas,
sin sospechar que era último?

Han pasado muchas lunas.
Las he admirado en su inmensa bóveda,
Escuchándolas preguntarme por ti.
Por el amor inverosímil del que les conté tantas proezas.
Por el calor que era fuego eterno y nunca brazas.
Por las cadenas que dichosa amarré sobre mi alma.

Y ahora, sólo ella.
Único emblema imperecedero que atestigua la realidad de ese sueño.
Que sí existimos. Que te amé, que me amaste.
Que nuestros ojos siguieron juntos mil veces sus destellos de plata,
para ir a perderse sobre las huellas
que algún osado dejó convertidas en manchas,
cuando paseaba su avaricia sembrando banderas de barras y estrellas.

Hoy es únicamente ese hechizo circular
de magia y de promesas,
el que me hace esperar por una nueva razón para mirarle.
Por unos brazos nuevos que rodeen mi cintura,
al tiempo que en nuestras pupilas se refleje su encanto.

Mientras espero, ella continúa ejerciendo su misterioso poder sobre mí.
Ese incomprensible dominio que transporta mi ser
hacia dónde no debe ir.
Y es que cada vez que la miro, vuelvo a ti.

... Y me deja vacía


Hoy hablo de recuerdos.
Dulces, insípidos, ácidos, cursis…
típicos de mi aburrido repertorio de reminiscencias.

Hablo de sentimientos que hielan el corazón al evocarlos,
que me hacen añorar el pasado
y repudiarlo cuando intenta volver.

Con rumbo incierto, con un sembradío de dudas,
intento dar pequeños pasos hacia… ignoro hacia donde,
pero por alguna razón deseo que al final de ese inexistente camino,
unos brazos bohemios me estén esperando
y me embriaguen del calor que calla a la tristeza
y la manda lejos por unos meses.

Ansío esa sonrisa que mentirá al decirme que todo irá bien.
Esos labios que me besarán
mientras piensan en el próximo partido de béisbol.
Esas manos que buscarán las mías en un absurdo gesto automático.

En fin, esa perturbadora maraña de códigos
que nos hacen pensar que estamos en el lugar y compañía adecuados.
Y que durará por siempre.

A pesar de conocer el guión y su significado,
en algún rincón de mi cerebro palpita el anhelo de estar ahí.
De dejarme envolver en promesas inútiles
que escucharé con ojos brillosos de emoción.
Los mismos que llorarán a mares cuando no las vean cumplidas.

Sí. Creo que espero colocarme de nuevo
en el ridículo papel de Julieta
y desencadenar el incontenible poder de mis emociones.
De mi amor.
Ese abrazador torbellino de fuego
en el que ardo y hago arder.

Que me exprime,
Que me llena y me vacía.
Que me eleva y me hunde,
Que me mata y me hace vivir...

Nocturna


Silencio. Ruinas. Niebla.


Vértigo eterno que arropa el aliento


y lo consume como el beso del vampiro.


La noche disfraza de sueños la almohada


Coloca la trampa donde caerá mi voluntad.


En círculos de ansiedad, el miedo se acerca.


Su bruma; densa, amarga, volátil,


puede palparse, cual nube de espanto.


Sangre que brota de una herida inexistente,


gemidos lejanos que cortan la calma


sin haber escapado de mis labios.


Quizás provienen del viento,


del insomnio, de las sombras,


de pesadillas lejanas que retuercen la realidad,


Que deshuesan mi alma


Y enmudecen mi dolor.


En esta horca, donde toda luz se vistió de ébano,


Donde toda sonrisa fue arrancada del espejo,


Donde bailan fantasmas que acarician mi cuello,


he muerto ante La Noche.


Noche dueña del aire


y dueña de mi sed.


Desafiante y seductora.


Inagotable.


Imperturbable.


Invulnerable.


Conocedora de que, al rayar el alba,


habrá poseído este cuerpo hasta los huesos.

PLUMA LIBRE ESTÁ DE ANIVERSARIO!!!

Un año ya… ¡Cuántas cosas he dicho! Y cuántas he callado…
Hoy por fin cumple un año este proyecto de vida que se convirtió en una necesidad para mí.
No hay mejor forma de celebrarlo, que escribiendo.
A continuación les dejo lo que me obsequiaron mis musas por este primer cumpleaños.

La bitácora de los sueños


Respiré hondo. Cerré los ojos. Volví a abrirlos.
Y allí estaba.
¡Qué sublime fue el encuentro!

No alcancé a hablar, ni a llorar, ni a reír. Sólo a escribir.
Dejé de ser yo, me convertí en mi pluma.
Integramos un mismo cuerpo en el espacio.

La dejé sentir por mí, andar por mí, soñar por mí.
Recorrimos juntas los senderos de este mágico lugar.


¿Dónde estuvo todo ese tiempo sin que yo lo descubriera?
¿Cómo es que no me atrajo antes su destello?
¿Cómo pude respirar sin verme en este espejo?

Mírenme, soy yo. Éste es mi rostro. El de mis versos.

Debió ser que mi alma sabía de este día.
Lo presintió y me empujó hasta aquí.

Sí, eso fue.
Este rincón ya existía dentro de mí.
Por eso sobreviví hasta verlo de frente.
Hasta verme explotar en él de felicidad.

Éste es mi hogar. El de mis miedos,
de mis caprichos,
de mis deseos, de mis secretos...
El hogar de mis sueños.


“Sueño que vivo entre nubes de musas,
que se dejan fundir por el ardor de mis manos,
que me toman sin aviso consumiendo mi esencia,
encerrándome por siempre a la sombra de lo humano.”

En ningún otro mundo sería yo misma.
Nada hay guardado para esta ave
en un nido
que no sea el de las letras.


“Porque soy el color libre que invade el papel.
Porque soy el papel libre donde vive mi alma.
Porque soy el alma libre que acaricia mi pluma.
Y la hace libre…
Libre, para siempre. ”


P/D: Mil gracias a quienes se han dedicado a compartir su tiempo con mis pensamientos y emociones durante este primer año de Pluma Libre.
Gracias a los que me siguen, a los que me elogian, a los que me critican y a los que me copian.
Debo agradecer además, a las tres personas responsables de que me decidiera a materializar esta idea: Raúl Santiago, Rodnie Jorge y Luís Federico Santana (ellos suelen creer en mí, más que yo misma).
En fin, nunca pensé que algo tan sencillo llegaría a convertirse casi en el centro de mi vida… y me haría tan feliz. Siempre me gustó escribir, pero nunca lo compartía.
Ahora sé que es mi destino. De verdad, ¡amo esto!
Quiero escribir hasta que muera, y quiero que mi huella permanezca viva junto a las de millones de seres que en su paso por la Tierra, honraron a la más noble de las Artes.
Aún falta mucha tinta por verter… ¿Me acompañan?

Lágrimas...


Tentación salada que resbalas por mi rostro,
dejando en mis mejillas tus huellas de desgracia...

¿De dónde vienes? ¿Porqué habitas en mis ojos?
He sentido tu presencia en el borde de mi alma,
inundándola, ahogando mis latidos sin piedad.

Acudes sin llamado, como la sangre a la herida,
y no logro detener tu furia y majestad.

Es tu lenguaje mudo el que lava mis penas,
tus susurros grises los que llenan mi melancolía,
y la dejan parida de recuerdos.
De sollozos. De sombras. De miedos.

Tantas veces has manifestado mi esencia,
que de memoria sabes el instante preciso
para embrigar a mis pupilas con tu néctar liberador.

En el torbellino de emociones en que nadan mis esperanzas,
tu fulgor deslumbra y desvanece todo.

Quieres quedarte, lo sé. Soy tu guarida predilecta.
Lo irónico es que representas a mi huésped preferido.

¿Para qué negarlo? Me amas y te amo.
En mí serás inmortal. Soy tu fuente interminable.

Nuestros nombres tienen la misma inicial.
Talvez nuestros cauces tengan el mismo final.

Casi perfecto


Sin la suave tentación de tu boca,
irresistiblemente deseable y hechicera,
mi fin de semana habría transcurrido sin mayores emociones.
Mi permanente introspección me mantiene ajena a las pasiones
que en otra época ocuparon mi tiempo
sin que yo tratara de evitarlo.
Pero ahora, luego de haberme sometido
a tu inquietante presencia,
el recuerdo de tu imagen caminando hacia mí,
me envuelve cuando menos lo espero,
transportándome hacia el rincón en que habitan mis añejas ganas de sentir.
Sentir…
El hormigueo electrizante al contacto de unos labios,
el acelerado pulso que enciende mi rostro sin remedio,
la erupción involuntaria de cada poro de mi piel,
el suspenso expectante en el que aguardo la próxima caricia,
y la correspondiente reacción que provocará en mi cuerpo…
¡Tantas cosas extraño sentir! Y en mi mente las hiciste revivir.
Pero estás allá, tras el cristal de lo inalcanzable,
y sólo puedo observar,
como quien espía la función detrás del telón,
suponiendo lo que habría pasado de no ser porque nunca estamos en el momento y lugar adecuados
para cambiar nuestra historia.
Luego nos toca ver esas escenas desde la fría inconciencia de la imaginación y el deseo,
preguntándonos ¿por qué no te conocí antes?
Esa es la interrogante que hoy baila en mi cabeza.
A pesar de haber cruzado apenas dos palabras,
y de no saber exactamente lo que provoqué en ti.
A pesar de tu fugaz, pero significativa despedida:
“Adiós princesa”…
y del tímido beso apresurado,
aún te veo al cerrar mis ojos.
Me contemplas de esa misteriosa forma
en la que nadie me había mirado,
y yo juego a adivinar lo que estás pensando,
soñando que acaso sería lo mismo que yo,
si no llevaras esa sortija en tu mano derecha.

Pétalos al viento...


Por que tu vientre me hizo una cuna,
suave como el amor con que cubrirías mi vida.

Porque tu pecho abrió sus manantiales,
desbordados de miel y mil fantasías.

Porque sentiste cada dolor ,
y los combatiste con firmeza.

Porque me amaste primero, antes que en mis ojos
se reflejara tu grandeza.

Porque fuiste todo, y eres todo.
Por tu entrega y tus reproches,

Por tu magia y tus locuras,
por tu sonrisa y tu ternura.

Por tus lágrimas vertidas,
por tus sueños rezagados,

Por las heridas de tu alma,
por la sumisión que te he negado.

Por mi silencio y mi apatía.
Por no luchar por tu alegría.

Por todo esto y más, quiero darte esta canción.
Regalo bizantino para quien tanto me dio.

Pensamientos insuficientes para compensar tanto amor,
sinfonía desdibujada entre el papel y el carbón.

Si la claridad de mis sentidos no ha sido suficiente
para darte lo que tú has sabido merecerte,

Hoy sólo quiero decirte “perdón”.
Que mi espíritu rebelde siempre te amó.

Que los años se llevaron mi regalo mejor:
Mi inocencia y mi paciencia; mi fe, mi candor.

Y sin tener tú la culpa del hueco que me hacían,
te negué todo aquello que tanto me pedías:

Un poco de amor, de dulzura, de paz...
De sonrisas que colmaran tu inmensa bondad.

Ahora el tiempo, en el que tanto confié,
se convierte en mi enemigo más cruel.

Su oscuridad amenaza con negarme tu presencia;
a tu cuerpo desgastado se le escapa la fuerza.

Se esfuma tu esperanza, tu voluntad, tu mirada...
Mientras yo giro en círculos que conducen a la nada.

¿Qué haré cuando tu luz se extinga de mi vida?
¿Dónde volcaré mis lágrimas de ira?

Sobre la roca fría de un sepulcro inerte,
con la ilusión de algún día volver a verte.

Hasta esa hora me conocerán como he sido,
porque mi verdadera esencia se marchará contigo.

Admitiré mi estupidez y mi pereza ciega
para defender lo más hermoso que la vida me diera.

Abriré las compuertas de mi corazón sin quejas,
dejando entrar en él la soledad en la que me dejas…

Pero aún no es el momento, necesito creerlo.
Dame un espacio para decir que lo siento.

Que puedo ser digna de haber nacido de tus entrañas,
que merezco al menos la más pequeña de tus hazañas.

Que serás siempre mi madre. Mi amiga. Mi alma.
Que cuando nos separemos, podré caminar en calma.

Gracias por tu sacrificio, tu sensatez, tu humildad.
Por tu perdón constante y por tu sinceridad.

Por aceptar entre tu prole a este conflicto andante,
que no ha valorado tu luz, que no supo cómo amarte.

Pero que te ama.
Por sobre todo, te ama.

Te amará hasta que quede un aliento en su ser.
Y hasta donde un espíritu sea capaz de querer.

Y mientras escribo estas líneas, que no leerás
porque mi cobardía me lo impedirá,

Sueño con que vivas tu propio sueño,
sabiendo que sueñas lo que yo sueño.

Pues tu felicidad depende de la mía,
de mi alegría se desprende tu alegría.

Así quiero ser quien cumpla tu dicha,
quien llene de flores el nido que habitas.

Que mis pétalos perfumen tu postrer camino
y que tu huella de mujer, yo rescate del olvido.

Hasta cuándo?


Hay un mar desgarrado.
En su inmensidad azul hoy habita una sombra.
Se la obsequió el hombre en su afán de conquista,
y el contraste amenaza con extinguir vidas.
Agua salada y oro negro. Combinación fatal de naturaleza y muerte.

Hay también un bosque olvidado.
Sus verdes reyes son despojados de sus cetros.
Sus huéspedes huyen del castigo y del ruido.
Su color se apaga tras la aridez y el humo.

Hay un río sangrante.
Con cauces ultrajados por manos ambiciosas.
Falto de proveedores que hagan parir las montañas
y le otorguen bendiciones líquidas y blancas.

Hay un planeta que gime.
En sus entrañas, el dolor de saberse destruido.
Su palpitar escapa de la vida.
Corre en el viento, en el agua, en la tierra.
Heridas que no cesan, lamentos que no callan.
Cataclismo eminente al que asistimos orgullosos,
vestidos con la gala de la apatía y la estupidez.

Tenemos una casa que no nos merece.
Vivimos en un nido que no merecemos.
Que nos regala Vida y le quitamos la Vida.
Que nos ama en exceso y que traicionamos sin piedad.

¡Miserable recompensa para quien tanto nos da!

Hoy visto mi alma de luto natural.
Mi corazón llora el dolor que siente el mar.
Pero al final de esta canción, sé que el daño no es eterno.
Pueden creerme, pronto habrá de terminar…

¿La causa será nuestra sensatez y conciencia?
¿Será el resultado de la acción y la fuerza?

Quisiera poder prometerles que sí.
Que la destrucción terminará por que diremos “lo decidí”
Pero algo me dice que el fin estará aquí
Sólo porque ya no quedará nada que destruir.




(A propósito del desastroso derramamiento de petróleo en el Golfo de México, E. U., el pasado 20 de abril)

Sobre el "arte" de escribir y el "placer" de leer


Dijo Oscar Wilde: “Para escribir sólo hacen falta dos cosas: tener algo que decir, y decirlo.”

Como admiradora de ese perseguido y atribulado escritor, debo plantear mi punto de vista ante la frase, después de haber navegado por algunos blogs.

Por un lado, esa afirmación explicaría el hecho de que millones de personas no se dediquen a escribir ni siquiera mensajes en un post-it. ¡No tienen nada que decir!, y mucho menos sabrían cómo decirlo.

Por otro lado, creo que para escribir, repito, para
ES-CRI-BIR (y no me refiero a trazar idioteces en una hoja, sino a hacer arte) hace falta mucho más que las dos proposiciones de mi querido Wilde. Me explico:
· Talento
· Ideas claras e interesantes
· Extrema sinceridad
· Hábito de lectura
· Valentía e independencia
· Autenticidad e ingenio
· Considerable dosis de inteligencia
· Cero ambiciones de reconocimiento y halago
· Disposición para el sacrificio
· Calidad de tiempo
· Riqueza de vocabulario
· Curiosidad intelectual
· Sentido común y crítico
· Suficiente humildad
· Conciencia del propio talento
· Compromiso y amor por el oficio
· Perfecta ortografía (imprescindible)
· Coherencia y fluidez
· Sensibilidad
· Respeto por los lectores (si se tienen, claro)

En fin, podría enumerar otros detalles, pero lo importante es que tener demasiado tiempo libre no es una razón de peso para mancillar el lápiz y el papel (o el teclado), y de paso, taladrar los ojos de los lectores.

Desde esta humilde bitácora hago un llamado a la piedad de los abusadores que, bajo el amparo de la libertad de expresión, han publicado tantas barbaridades y me han hecho perder unos valiosos segundos leyendo sus líneas (sólo unos segundos, pues eso basta para darme cuenta de que debo abandonar la lectura por respeto a mi inteligencia).

Ojalá las personas con complejo de “Debo-hacer-algo"
fueran tan sensatas como un jovencito que conozco. Su papá (que tiene mucho dinero) le hizo la tentadora pregunta de qué quería hacer con su vida. A lo que el adolescente contestó con una brillante confesión: “Papi, sólo quiero ver televisión”.

Y el padre, como buen padre al fin, le dio la terrible y consoladora respuesta: “Entonces ya está mi hijo, acomódese, que yo pago”.


MORALEJA: Si usted no sabe hacer algo o no tiene nada bueno que hacer, ¡no haga nada! Algunos se lo vamos a agradecer y el mundo seguirá girando sin echar de menos su afán.

De mi psicología y otros demonios…


Un cerebro que se reactiva.
Pensamientos que brotan como rocío inesperado.
Aquí estoy, orgullosamente ambiciosa y receptiva.
Trato de callar mi revolución interna, pero es imposible…ya me conocen, alma indomable, irremediablemente subversiva y ortodoxa.

El conflicto ahora es qué hacer con este espacio tan corto, para tan grandes alas.

Con el dilema de querer tanto y tener tan poco.

De no conformarme con poder ser lo que soy, sino llegar a ser todo lo que puedo.

Aceptar que en este mundo tan ajeno a mí, me alisté entre los “fenómenos” por perseguir la superioridad de mi propio espíritu.

Porque lucho a diario con los restos de inmadurez que la juventud me ha legado.

Porque aspiro a descansar en la meta para ver llegar a mis miedos en último lugar, y reírme de ellos.

Por buscar desligarme de la ignorancia y la ordinariez.

Por desear evolucionar hacia una nueva especie (lo menos “humana” posible).

Por atreverme a rechazar criterios que traía adheridos como una segunda piel, y que la Razón se ha encargado de desplazar por otros.

¿Qué hacer con esta sed inmensa de Sabiduría y Conocimiento? ¿Con esta sensación de insuficiencia intelectual?

Forjo mis propios horizontes, alejándolos lo más que pueda. Tanto, que a veces creo perderlos de vista. Pero eso no es suficiente.

Mas sé que la búsqueda de la Verdad tiene un final. Y aunque me halle lejos, no desistiré.

A pesar de que el escenario en el que inconformemente vivo, amerita cierta adaptación o participación en lo simple, en lo “normal”, esto no simboliza una aceptación de mi parte a tal atmósfera.

Y esa actitud mía, como todo en la vida, está envuelta en la ley de Causa y Efecto.

La causa, es asunto de otro post.
La consecuencia, es la soledad.

¿Debería verla como un castigo?
¡Bendito y dulce castigo!
En realidad, es mi mayor recompensa.

Soledad y libertad. Soledad y sensatez. Soledad y rebeldía. Soledad y alma.

No pido más.

En el rincón de mis anhelos…


Deseo algo que no poseo.

Como todo mortal que respira. Sueña. Crece. Sufre.

Lo tuve. Lo perdí.

Su ausencia dejó amarga mi boca, pero hizo sentir libre a mi corazón.

Inicuamente grité al mundo su partida.

Exhibí con pedantería mi bandera en blanco.

Llené mis páginas de cantos de victoria.

Recogí alegrías ficticias que metí a la fuerza en el hueco de mi ser.

Luego, me senté tranquila y embriagada sobre la roca rota de mis emociones,

a contar historias que deseaba vivir

y a llorar por dentro la vergüenza de la derrota.

Transcurrió un espacio que el reloj no alcanzó a medir.

No eran horas, no eran minutos, no eran segundos.

Eran trozos de mi vida en llamas,

marchando eternamente en el tren del nunca más.

Ahora estoy detenida frente la esfera del temor.

Su luz (¿o sombra?) baila a mi alrededor.

En su interior percibo un aroma excitante,

un color conocido, atrayente y deseado…

Deseado... ¡Es él!

El que una vez tuve

El que luego perdí

El que ahora deseo.

Y aunque me espanta que su casa sea el miedo,

aunque me resisto a creer que existe,

aunque desconozco el cuerpo en que vendrá a abrazarme;

la avidez de poseerlo recorre mis neuronas

y en mis labios persiste su indestructible nombre:

Amor
.

Huelga de Inspiración...


Mi taller de musas ha cerrado. La opresión en el pecho me impide respirar. Mi imaginación se fue de vacaciones, molesta por la poca atención que le presto. Pero no deben culparme, estoy ausente.

Destrozando palabras que no muestran voluntad para desfilar por este espacio, aún conservo el sabor de mi último destello de claridad interna. Ese episodio de genialidad en el que los mejores versos cobran vida, ignorando las demás emociones que suelen hacer vibrar mis sentidos.

No pretendo que almas disímiles a la mía, comprendan el proceder de mis revoluciones. Esa posibilidad conforma parte de las quiméricas aspiraciones de muchos seres que emplean el sagrado uso de la escritura para garantizar la libertad de su espíritu: Siempre necesitan ser entendidos. Creo que comenten un error.

En mi caso, las letras que con tanta pasión van forjando mi marca personal, son totalmente autónomas. No depende de mí su aparición o ausencia. Ya he explicado la absoluta libertad que dirige a esta pluma.

Por eso nunca esperaré comprensión. Nunca desearé aprobación o aplausos por lo que pienso y escribo, pues el hecho de no encontrar un alma que vuele a la par de la mía, es lo que me demuestra que no pertenezco aquí. Y esa idea ha de ser la que impulse mis mejores actos en la tierra. Saber que sólo lucho por construir la morada de mis sueños, en un mundo que no es el mío.

Sólo persigo la eternidad, y esperaba no recorrer sola el camino. Mas el tiempo se agota y aún no tengo compañía, a pesar de que he creído ver ojos que me hechizan, prometiéndome volar junto a mí. Pero se esfuma el encanto y he tenido que volver al estado de silencio.

En él me encuentro ahora, y sólo espero que mis musas nunca olviden cuánto las necesito. Podría vivir sin ese corazón con el que sueño, pero sin ellas... sin ellas mi aliento extinguiría su luz, borrando toda esperanza de inmortalizar mi alma.

Aún así, no puedo pedirles que regresen, que sean complacientes con el público que asoma a este escenario, a leer lo que ellas me han dictado.

Yo soy su esclava, y aún sabiendo que me aman, no soy capaz de dominarlas. Tampoco lo deseo. No seré yo quien altere el insólito transcurrir de mi naturaleza.

Sólo puedo dar lo que tengo. Y ustedes, sólo pueden tener lo que doy.

¿Por qué es mi Pluma Libre?


Porque se hizo sola
Porque dice lo que piensa
Porque quiere demasiado
Porque no busca lo simple
Porque ha visto la luz
Porque no es monotemática
Porque no se cohíbe ante el temor
Porque no obedece a criterios preconcebidos
Porque se adapta a cualquier molde
Porque es lírica y prosa
Porque no mira hacia atrás
Porque no pide perdón
Porque fabrica sus musas
Porque no absorbe estilos ajenos
Porque no distingue entre públicos
Porque le sobran palabras
Porque no requiere de halagos
Porque no rechaza críticas
Porque conoce sus imperfecciones
Porque no sucumbe ante la envidia
Porque no la seduce la pereza
Porque no la atan las pasiones
Porque no la ahogan mis otros amores
Porque no sabe del tiempo
Porque se viste de sensibilidad
Porque vive de la imaginación
Porque alimenta mi vida
Porque tiene alas
Porque su límite es cielo
Porque no necesita de nada... ni siquiera de mí.


Este post surgió por la constante pregunta que me hacen muchos: ¿Por qué ese nombre para tu blog?. Aquí les dejo 30 razones, aunque son más. Espero que ya tengan la respuesta. (Sobre todo tú, Pedrito)

Ante un deseo prohibido...


Aún poseyendo el pase sin culpa de que es mejor ceder a la tentación para liberarse de ella, me hallo ante la pared del pudor que me impide avanzar.

Con dos personajes dueños de mi ser, enloquezco por su eterna lucha: la niña inocente que insiste en no morir del todo y la mujer en llamas que amenaza con enterrarla para siempre.

Frente a este cruel dilema que roba mis energías, no poseo un arma efectiva que me rescate del abismo. No tengo nada. Sólo mi innecesaria conciencia, amenazando con atormentarme para siempre si permito que la balanza se incline hacia el “sí”.

¿Qué he de hacer? Esperar.
¿Será fácil la espera? No lo creo. La seducción atrapa, el deseo provoca, la química envuelve.

Es extraño el comportamiento humano. A pesar de que el amor es inadmisible,
¿Por qué se materializa en sueños lo que se evapora en la realidad?
¿Por qué el presentimiento de algo inexorable flota en el aire como una sombra?
¿Por qué puedo leer la intimidad de unos ojos ajenos, y ellos la mía?

Este juego de miradas terminará por erupcionar.
Miradas que, aún a distancia, veo brillar en el silencio,
puedo sentirlas oprimiendo mi cuerpo.

Lástima que se queman quienes juegan con fuego.
Será mejor no encender la llama, porque una vez que arda...
no habrá marcha atrás.
Ya sé lo que necesito... ¡Firmeza!
¿Alguien sabe dónde la consigo?

Rapsodia para letras eternas


Atrapada entre esta pluma holgazana, que se aprovecha de la libertad que la envuelve para perderse en las tinieblas de la pasividad, miro tras un espejo empañado de sueños, de espera, de calma.
Apelo a la pasión de mis musas, a ver si logran levantar el tintero y sumergir en él mi instrumento de magia. Y lo logran. No hay nada que ellas no puedan lograr.
Sin darme cuenta, estoy flotando de nuevo entre las páginas rayadas, antes inmaculadas como una virgen de Rafael, y ahora manchadas con el color de mis suspiros.
Sola en este rincón, donde puedo encontrarme con mi esencia dormida, donde el cristal de mis ojos resplandece tras el baño de lágrimas, aquí donde inventé mi defecto favorito y donde traté de envenenarme con mi propio odio.... aquí existo. Soy. Pienso. Vivo.
En este dulce infierno retozo sin prisa, dejando que el tiempo tome toda ventaja.
Quiero que él gane, y que al final, cuando decida vencerme, me sorprenda aquí. Pluma en mano… y alma en vilo.

Lo tengo todo!!


Que sería de mí sin mi instinto,
sin mi revolución de ideas y mi carga de pecados.
Sin fuego en el que arda cuando dudas me atormentan,
sin rabia que me estorbe en las tardes de verano.
Que sería de mí sin rebeldía,
sin contradicciones, sin guerras internas.
Sin odio y sin temores, sin penas que me ahoguen.
Sin ojos que me ignoren, sin inocencia que me roben.
Que sería de mi sin ilusiones,
unas deshechas, otras agrietadas,
y cada una con su espacio debajo de mi cama.
Que sería de mí sin egoísmo,
el que me hace amarme y cuidar mis pasos.
Que sería de mí sin altruismo,
por el que me aman muchos, a pesar de mis fracasos.
Que sería de mí sin la envidia de otros,
sin sus trampas y bajezas, sin su celo y sus enojos.
Que sería de mí sin rayos que me besen,
que recuerden a mi pecho el calor de ser amada,
que me traigan el perfume de pasiones que florecen
y que luego me sepulten al ser abandonada.
Que sería de mí sin lo peor de mí.
¿A donde iría con mi vida perfecta?
Cada espina que poseo, es la parte de un trofeo.
Cada error en mi guión, me permite ser mejor.
No sería yo sin mis limitaciones,
sin inquietudes que llueven por montones,
sin matices que opacan los colores,
sin deseos que condenan los mormones.
Así soy. Mezcla de espuma y sal,
amalgama de cielo y mar.
Un poco de histeria y cordura,
dosis de hiel y dulzura.
Basta de rimas.
Talvez no tengo lo que el resto de los mortales exige para ser feliz,
pero poseo justo lo ineludible para ser yo misma.
Y eso es todo lo que necesito.