Rapsodia para letras eternas


Atrapada entre esta pluma holgazana, que se aprovecha de la libertad que la envuelve para perderse en las tinieblas de la pasividad, miro tras un espejo empañado de sueños, de espera, de calma.
Apelo a la pasión de mis musas, a ver si logran levantar el tintero y sumergir en él mi instrumento de magia. Y lo logran. No hay nada que ellas no puedan lograr.
Sin darme cuenta, estoy flotando de nuevo entre las páginas rayadas, antes inmaculadas como una virgen de Rafael, y ahora manchadas con el color de mis suspiros.
Sola en este rincón, donde puedo encontrarme con mi esencia dormida, donde el cristal de mis ojos resplandece tras el baño de lágrimas, aquí donde inventé mi defecto favorito y donde traté de envenenarme con mi propio odio.... aquí existo. Soy. Pienso. Vivo.
En este dulce infierno retozo sin prisa, dejando que el tiempo tome toda ventaja.
Quiero que él gane, y que al final, cuando decida vencerme, me sorprenda aquí. Pluma en mano… y alma en vilo.